
¡ EL PESCADOR NO NACE, SE HACE !
En la pesca, como ocurre en la mayoría de los deportes , la combinación entre; técnica, destreza y la afición necesaria para perseverar en su práctica y aprendizaje es el secreto del éxito de los mejores. Muchas aficiones se transmiten de padres a hijos, pero para que despierten interés en los niños, para que les entre el famoso "gusanillo" es imprescindible que estos tengan vivencias gratificantes, que les hagan sentirse bien y que las recuerden como momentos únicos y maravillosos, de manera que su cuerpo les pida volver a repetirlas una y otra vez.Como padre, al lograr transmitirle a mis hijos las aficiones y deportes que practico, estoy favoreciendo de forma importante puntos de encuentro con ellos, vivencias para compartir durante toda una vida y que recordaremos todos siempre con cariño.
En este verano 2012, he disfrutado de una manera muy especial de mis dos hijos varones, pues me propuse comenzar a enseñarles a pescar, ¡de verdad!, desde el llenado de la bobina del carrete hasta el montaje de bajo de linea más sofisticado. Comenzamos con el montaje de dos cañas con sus carretes y aparejadas para pesca con corchuela . Siempre he pescado sargos y mojarras en las rocas que hay bajo el Castillo de Santa Catalina y fue allí donde comencé a enseñarles a lanzar la caña, a medir la profundidad a la que correr la corchuela , a colocar el cebo y a clavar, cuando el pescado que está tocando la carnada es un chapetón, con su característica forma de tirar.
Poco a poco las lecciones iban dando sus resultados y mis hijos comenzaron a sacar sus primeras mojarras y sus primeros chapetones, algunos de muy buen tamaño. Sus caras, cuando lograban sacar un pescado, mostraban gestos de gran felicidad y yo gozaba mirándolos y escuchándo sus comentarios;... ¡¡ mira papá, que grande es este!! .
Han estado todo el verano con sus cañas y con su pesca ilusionados, contándole a los amigos cada captura y cada experiencia vivida con verdadero entusiasmo. Aunque todavía es pronto, si Dios quiere, creo que me quedan muchos momentos de pesca con ellos. Ahora solo falta, que sean igual de buenos pescadores que su padre....Je,Je,Je.

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